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"La eternidad es una rara virtud de la literatura". Adolfo Bioy Casares.







4º ESO LIU

domingo, 15 de abril de 2012

Las flores del mal. Baudelaire

LA DESTRUCCION 

El demonio se agita a mi lado sin cesar;
 flota a mi alrededor cual aire impalpable;
 lo respiro, siento como quema mi pulmón
 y lo llena de un deseo eterno y culpable. 

A veces toma, conocedor de mi amor al arte,
 la forma de la más seductora mujer,
 y bajo especiales pretextos hipócritas
 acostumbra mi gusto a nefandos placeres. 

Así me conduce, lejos de la mirada de Dios, 
jadeante y destrozado de fatiga, 
al centro de las llanuras del hastío, profundas y desiertas, 

y lanza a mis ojos, llenos de confusión,
 sucias vestiduras, heridas abiertas, 
¡y el aderezo sangriento de la destrucción! 

Las flores del mal.  


Este es el poema elegido para el siguiente comentario. Pensad en la temática, en la época, en la finalidad y sobre todo en lo que Baudelaire ha significado para la poesía moderna de S.XX. 


Plazo : 22 de abril.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Baudelaire desarrolló su obra durante la segunda mitad del s. XIX y aunque en ese tiempo fue un incomprendido la verdadera importancia la tuvo para las generaciones de poetas siguientes. ''Las flores del mal'', creación a la que pertenece este poema, es la obra cumbre de Baudelaire.
Aunque había mucha variedad entre los temas y los estilos de la segunda mitad del s. XIX se puede clasificar a éstos en tres grandes movimientos que son: el parnasianismo que busca la huida de la realidad y el arte por el arte; el simbolismo que se caracteriza por la utilización de símbolos para representar temas mucho más difíciles de abarcar; y el decadentismo donde destacan la figura del dandi y de la mujer fatal.
Baudelaire nos habla en este poema del hastío que es cansancio de buscar algo que no se encuentra, es la sensación del artista cuando se ha hartado de buscar algo que jamás podrá encontrar. Esto recuerda al ''Fausto'' de Goethe. Fausto mismo cree poder equipararse debido a su sabiduría a Dios pero al ver que no es así cae en la decepción en el hastío y no le queda más remedio que aceptar la propuesta del diablo y dejar a este último que le lleve donde él quiera alejándose así de Dios.
Podemos ver también en Baudelaire ese alejamiento de Dios por mano del demonio, vemos como el amante del arte se deja tentar por el demonio hacía placeres que humanamente no podría conseguir pero al mismo tiempo también se deja llevar hacía la catástrofe, hacia su destrucción, y hacia un hastío aún más profundo que el que podía sentir antes de su alejamiento de Dios al dejarse tentar por el diablo.
Vemos como en las primeras dos estrofas (los cuartetos) el demonio tienta al artista con unos placeres irresistibles, placeres que en las últimas dos estrofas (los tercetos) se convierten en lo que verdaderamente son, quitan su fachada ante los ojos del que se ha dejado tentar, y se ha alejado de Dios, y se convierten en un infierno.
Este poema también nos recuerda al canto de las sirenas representadas en poemas románticos en el que la víctima intuye la malvado, lo destructivo de esa tentación, de ese placer pero no puede o no quiere resistirse. Debemos recordar que la época de Baudelaire es la época del ocultismo y el satanismo, y con el poema se intuye el porqué.
No deja de parecerme el poema una advertencia de que un exceso de placer, o la búsqueda de un placer equiparable al que puedan experimentar sólo los dioses lleva necesariamente a un dolor equiparable al que se puede experimentar en el infierno o incluso a la muerte.

Daniel dijo...

El soneto tiene un tono similar al de las actitudes de los movimientos posteriores al Romanticismo y directamente herederos del mismo (Decadentismo, Bohemia, Malditismo). En él parece estar impresa y vedada, casi como pregón precedente, ese carácter sórdido que se desarrolla plenamente en la vida de los artistas de dichos movimientos; la asidua frecuencia a los ámbitos bajos de la sociedad, estigmatizados por la mayor parte de la comunidad, movida por la rectitud de los valores morales y religiosos, las zonas de la ciudad donde se esconden los vicios más atrapantes y destructivos.
Siendo en dicha posterior época absolutamente escandalosa y recriminada la apología de esa clase de vida y esos estratos de la sociedad, en el momento en que el libro que contiene el poema fue publicado la represión y la censura hacia el mismo fueron claras y contundentes, si bien en última instancia no pudieron conseguir que "Las flores del mal" no vieran la luz. El libro, siendo un ataque declarado contra los valores tradicionales y la moral imperante de la época, no sólo marcó una huella en la historia por su polémica en el momento, sino por el estilo poético de su autor. Si bien conservaba las medidas clásicas en un momento de quiebra de las reglas de escritura como imperativo, el tema y la forma de sus poemas abrió las puertas a la poesía moderna y a una nueva manera de tomar los temas.
En este soneto es visible el tratamiento de los elementos como símbolos sugerentes, enlazando el autor a la figura del Diablo con todo el mundo de los vicios en el que está inmerso, alejado de la mirada de Dios, que simboliza la vida de lo considerado decente, de la rectitud moral y de la vida correcta. Entre estas dos diatribas, está plasmado el hastío, como un paraje yermo, desierto, en el que no se encuentra algo que se busca ansiosamente. Concepto éste que también tendrá un peso importante en toda la poesía posterior y más concretamente en aquellos mentados movimientos, que tienen una visible marca de este mismo autor.

Un Saludo.
Daniel Herrán Monge.

MArian dijo...

ADIA DIJO:
Charles Baudelaire es un poeta critico del arte que vivió en el siglo XIX. Se le denominaba poeta maldito debido a su vida, a sus obras y el exceso que había en ellas. Se le consideraba como en Dante de la época moderna ya que fue el poeta de mayor impacto de aquel entonces. En particular sobre sus obras tuvo influencia el flamante Edgar Allan Poe. "Las Flores del mal" una producción poética del autor donde la belleza y lo sublime surgen mediante la poesía. Es una realidad en si más trivial. En concreto nuestro trozo a comentar es un soneto donde en la primera parte, los cuartetos, se puede pueden observar claramente tres marcas que son la angustia, el deseo y la culpabilidad. El habla de ese algo que esta a su alrededor como el mismo demonio pero es solo la inspiración que le llega. Le atormenta, le aturde y se deja ver en forma de musas, musas que bien podríamos identificar con las mismas ninfas de Apolo o mejor llamadas "Las Tres Gracias" muy conocidas y fuente de mucha inspiración para autores e pintores (Como Rubens).
Así sigue Baudelaire con los siguientes tercetos del soneto hablando sobre el inmenso hoyo al que conduce diho deseo y dichas musas que ayudan a su inspiración artística. Hay una cierta preocupación reflejada en su poesía por la lejanía de Dios y se nota cuando habla de el y de los pecados imperdonables que comete. Se puede apreciar hasta cierto punto como intenta decir que aquella inspiración no solo le hace bien o le hace sentir culpable por los pecados que comete, sino que le abren heridas del alma que una vez creyó cerradas. En cierto modo le proporcionan una especie de arma para autodestruirse. Esto solo me hace pensar una cosa y es que el placer puede ser algo muy adictivo, en pequeñas proporciones se recibe con los brazos abiertos pero cuando es tanto puede llegar a autodestruir a una persona y más cuando ese placer es el reflejo de lo que uno no desea ser y abre heridas que una vez se pudieron considerar cerradas.

 
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